Fecha de publicación 15/04/2018
Viajar solo Por qué me gusta viajar sin compañía
Viajar solo tiene muchas ventajas
Sí, he tenido la suerte de viajar de todas las formas posibles: en pareja, con amigos, en grupos por motivos profesionales... De hecho, siempre he pensado que gran parte del éxito de una escapada depende de la compañía, de elegir bien con quién compartes aviones, playas y experiencias.
No obstante, aunque a priori no me entraba en la cabeza, cada vez soy más proclive a viajar sola, a estar abierta a todo tipo de experiencias, a hablar con más gente, a conectar más si cabe con el destino y con sus culturas. También a tomar yo las decisiones, elegir el camino, girar todos los planes sin tener que consultarlo con nadie y disfrutar de cada uno de los detalles que ofrecen los hoteles Iberostar y darme todos los caprichos que se me ocurren.
Y si algo puedo decir de esta vivencia es que viajar solo es, también, una forma eficaz y muy satisfactoria de viajar. Por estas razones me declaro una firme defensora del Solo Travel:
I AM THE BOSS
Viajar solo viene con ventajas desde el principio. Para bien o para mal aquí la jefa soy yo: tomo todas las decisiones, me equivoco, acierto, (y me toca, claro, asumir las responsabilidades). Yo soy la que decido la fecha, si prefiero febrero que agosto, tres semanas seguidas o cinco viajes cortos; playa, montaña o una mezcla de los dos.
Da igual qué te de miedo o qué te cueste hacer, he sido testigo de grandes avances en viajeros solitarios: a miedosos que se han soltado la melena con una semana en ruta; a tímidos que no eran capaces de sentarse a comer solos y han terminado disfrutando de ello e incluso invitando a alguien a que les acompañe y a tardones convertidos en relojes suizos andantes después de perder algún que otro tren….
APRENDO IDIOMAS
Ni libros ni academias ni apps de descarga gratuita. Viajar solo es el método más efectivo para aprender idiomas. Y no estoy hablando de esos cursos de inglés que me apuntaban cuando era niña y donde siempre acababa haciendo piña con otros españoles, sino con la inmersión pura y dura a golpe de prueba-error: para preguntar por una dirección, para reservar un hotel, para regatear en un mercado o para acercarme a esa persona interesante (y aquí viene el siguiente punto) ... basta una cosa: ganas de comunicarte. El acento de Oxford y la gramática parisina pueden esperar.
TODOS SOMOS MUCHO MÁS SEXYS
Viajar solo le hace a uno más interesante. Está comprobadísimo empíricamente: viajar con uno mismo es a ojos de los demás cien veces más afrodisíaco que los mejores desodorantes que anuncian en la tele. Así, sentado, escribiendo en su moleskine mientras un rayo de sol le da en la cara en el vagón de tren... ese desconocido me parece Ryan Gosling ¿Quién será? ¿Qué hará? ¿Irá a recorrer Europa?
¿Se quedará en un hotel en Barcelona? ¿En un hotel en Lisboa? ¿Contará las miles de aventuras que le han sucedido en su hotel en Madrid? Entonces él levanta la mirada… y es solo la primera línea de la historia... (y el momento en que das gracias de no haberte apuntado al viaje con tus amigas).